Este viernes la policía frustró el asalto a un local de productos de granja y detuvo al ladrón. Se trataba de un hombre de 32 años que cuando tenía solo 11 asesinó de un disparo a un anciano en una farmacia.
Aquel niño que con 11 años asesinó de un disparo a un anciano en 2002 durante el asalto a una farmacia del barrio Los Pinares volvió a ser detenido este viernes cuando intentaba robar un comercio con una escopeta de utilería.
El caso puso de nuevo en la superficie la vida en el delito de Rubén Alejandro Espíndola (32), quien durante todos estos años tuvo numerosas causas penales, la gran mayoría de ellas iniciadas por hechos cometidos entre los barrios Los Pinares, Libertad y Malvinas Argentinas.
Este viernes todo comenzó a media mañana cuando varias personas se encontraban en un local de venta de productos de granja en Beruti al 7700 y repentinamente fueron sorprendidas por un único ladrón armado.
El delincuente tenía una escopeta recortada en sus manos con la que intimidó tanto a clientes como a empleados del lugar y le exigió la entrega de todo lo que tuvieran de valor. Así fue como el asaltante se apoderó de dinero en efectivo, celulares y otras pertenencias, además de algunos objetos del propio comercio.
Espíndola tras ser detenido (foto retocada digitalmente por la policía)
Mientras se desarrollaba el asalto un testigo logró comunicarse con el 911 y en un par de minutos arribó un móvil de la comisaría sexta con jurisdicción en esa zona de la ciudad. Coincidió que en ese momento el delincuente iniciaba su huida, por lo que fue rápidamente interceptado y detenido.
En su poder la policía encontró todo lo sustraído en el comercio y también la falsa escopeta recortada. Este objeto tenía la apariencia de un arma real, aspecto suficiente para lograr la intimidación en las víctimas.
Cuando se inició el proceso para dar con la identidad del detenido se pudo establecer que se trataba de Espíndola, un hombre con numerosos antecedentes penales, entre ellos uno que tuvo impacto nacional.
El cruel asesinato
Cuando Espíndola tenía tan solo 11 años llegó hasta la farmacia de Beruti esquina Los Andes (por entonces aún no se llamaba esa calle Teodoro Bronzini) con un arma de fuego. Esa vez, a diferencia de este viernes, el arma estaba apta para el disparo. Era el 8 de julio 2002 a las 12.20, aproximadamente, cuando Juan Bouzza de 90 años estaba allí, como un cliente más.
El niño extrajo un arma y le pidió dinero. “Abuelo, dame la plata”, le dijo y ante la sorpresa del anciano insistió “Te digo que me des la plata”. Todos allí en la farmacia pensaban que se trataba de una broma y esa demora en comprender la situación fue suficiente para que el menor accionara su arma y el proyectil impactara en el cuerpo Bouzza. “Abuelo, te tengo que matar”, fue lo último que se escuchó antes de la detonación.
Herido pero sin perder la conciencia el jubilado cayó al piso al mismo tiempo que el menor escapó del lugar sin tomar el dinero ni consumar ningun robo. La policía inició una búsqueda muy singular, porque debía buscar a un niño, sin mayores rasgos fisonómicos distintivos.
El 15 de julio, tras agonizar en el Hospital Interzonal, Bouzza falleció y la Justicia recaratuló el caso por homicidio en ocasión de robo, pero con la certeza de que se trataba de un menor y que la causa derivaría hacia la Justicia de Menores.
Durante varios días hubo búsquedas por distintos puntos de la ciudad hasta que finalmente el menor fue detenido. Su precocidad hizo que no se iniciara ningún proceso penal pero sí que se dictaran medidas de abrigo y protectivas con el objeto de encaminar el comportamiento del niño.
El paso de los años no modificó su conducta y continuó con conflictos con la ley tanto de menor como ya con edad de adultos. Se encontraron más de 10 procesamientos, algunos de ellos vinculados a la problemática del consumo y compra y venta de estupefacientes.
Por lo pronto, Espíndola ahora regresará a la cárcel de Batán y deberá afrontar una nueva causa, caratulado en este caso tentativa de robo agravado por el uso de arma de fuego, según lo determinado por el fiscal Fernando Berlingeri, de la fiscalía especializado en robos a comercio de atención al público.